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Las mejoras en las tecnologías suelen ser acumulativas, y en el caso del encurtido resulta paradigmático. Claro que se ha extendido el salazón y, más tarde, la conserva pasteurizada, pero no ha desaparecido este sistema porque en ciertos alimentos es, innegablemente, más sabroso que las otras alternativas.
Existen varios alimentos que se sirven encurtidos porque el sabor mejora: aceitunas, pepinillos, guindillas, cebolletas o berenjenas, entre otros. En este artículo, explicamos cómo encurtir guindillas con un resultado profesional para casa.
Técnica para encurtir guindillas
En primer lugar, hay que limpiar las guindillas para eliminar la suciedad del huerto y los microorganismos, como lo haríamos con cualquier fruta u hortaliza.
En segundo lugar, y aquí dependerá del objetivo, para encurtir guindillas se puede utilizar un bote de cristal grande o pequeño y habrá que preparar, paralelamente, una solución de vinagre. Cada uno tiene su estilo y, siempre que éste sea el elemento fundamental, podremos añadir otras especias.
Posteriormente, se verterá esta solución en el tarro, de manera que las guindillas queden sumergidas y bien apretadas, porque es muy importante evitar que quede aire. Finalmente, se dejarán reposar entre dos o tres meses en el frigorífico, dependiendo del tipo, para que cojan sabor.
Para encurtir guindillas caseras esta es una opción rápida, sencilla e interesante, que permite mantener las propiedades del producto y, además, personalizar los sabores que más nos gusten.